- Tras el éxito con Los silencios de Babel, ¿qué historia nos presentas en esta nueva novela?
‘El peso de una sombra’ es la historia de un remordimiento convertido en culpa insoportable que la protagonista tiene que solucionar. Para ello, habrá de afrontar su pasado, porque siempre nos volvemos a encontrar con los problemas de los que tratamos de huir. Es, en cierto modo, una novela iniciática. Clarice, el personaje principal, ha de superar una prueba para retomar las riendas de su vida. El argumento, además, está trufado de intriga, sospechas y traiciones, pero también de entrega y de ternura.
- ¿Qué similitudes o diferencias guarda con tu anterior novela?
En ‘Los silencios de Babel’, la protagonista sigue, en cierto modo, el rastro de un fantasma; ‘El peso de una sombra’ está narrado, de alguna manera, por otro fantasma, por alguien que, cuando relata, “ya estaba muerta entonces”, como repite a modo de mantra durante toda la historia. Hay obsesiones compartidas en ambos libros, como la admiración a las actrices clásicas, las escenas de alto contenido sexual descritas de un modo descarnado por lo preciso… A modo de diferencia, sin duda esta novela admite muchas más lecturas que la primera y tiene un toque de humor socarrón.
- ¿Durante cuánto tiempo nos persigue El peso de una sombra?
Durante el tiempo que uno necesite para desembarazarse de sus cadenas y perder el miedo a ser uno mismo. Puede llevarte una hora o una eternidad.
- ¿Con cuál de los siguientes tres adjetivos te sientes más identificada: romántica, ingeniosa o emotiva?
Me queda grande cualquiera de los tres. En todo caso, me calza mejor el ingenio que el romanticismo y lo emotivo.
Esther Peñas fotografiada por Javier Lorente
- ¿Cómo se puede superar el pasado?
Aceptándolo. No hay otro modo posible que reconciliarse con él y saberlo parte de lo que somos. Por muy terrible que sea, el dolor ahonda en nosotros y la felicidad nos expande. Entregándonos sin miedo a las consecuencias que pueda conllevar ese pasado. El miedo es la causa de casi todos nuestros males, desvelos y estancamientos. Pero hay buenas noticias: todo pasado es susceptible de transformarse en trigo con el que hacer un delicioso pan que llevarse a la boca.
- ¿Qué tiene de especial Laura para que consiga atraer la atención de Clarice?
Algo de lo que Clarice, en ese momento, carece: ternura, entrega, disposición, una mente despejada, un deseo legítimo. Y ganas de vivir plenamente.
- ¿Por qué es Berta quien narra la historia?
Siempre me han llamado poderosamente la atención los personajes ausentes sobre los que gira la acción, como sucede en ‘Los gozos y las sombras’, ‘Rebeca’ o ‘Laura’. Por eso quise que la historia la narrara un muerto. Berta en este caso. Eso plantea un complejo problema técnico del que –con cierta modestia- creo que he salido bastante airosa. Además, quería un narrador omnisciente pero con limitaciones: Berta, aunque está muerta, no penetra en la mente de los personajes para contarnos lo que piensan, eso hubiera sido muy fácil.
Esther Peñas fotografiada por Javier Lorente
- ¿Te gusta tocar el piano como a Clarice? ¿Por qué elegiste ese instrumento?¡Ojalá supiera tocar algún instrumento! Tengo crótalos en casa que toco de vez en cuando, pero no tiene mérito alguno… Creo que me hice periodista porque tocar el teclado será lo más parecido que haga a tocar el piano… El piano es un instrumento que me fascina: elegante, sofisticado, soberbio, sensual, poderoso… Además, admiro a muchos pianistas, sobre todo a Rosa Torres Pardo, José María Vitier, Tete Montoliu, Chick Corea, Thelonious Monk, Duke Ellington, Keith Jarrett…
- Pregunta de Clarice, ¿Por qué la buscaría teniendo otros labios que morder?
Porque no está satisfecha, porque no sabe lo que quiere, porque lo que quiere le da miedo, porque lo que le da miedo la paraliza…
- ¿Guardas algún secreto tras una puerta?
Había una película de Fritz Lang magnífica que se titulaba precisamente así, ‘Secreto tras la puerta’. Sospecho que todos tenemos una reducto íntimo y privado en el que no dejamos que nada ni nadie entre. Sí, guardo algún que otro secreto, para qué mentirte… aunque me temo que son muy prosaicos.
Esther Peñas fotografiada por Javier Lorente
- Pregunta de Zósimo, ¿Quién dice que la homosexualidad sea pecado?Esa frase adquiere mucha trascendencia para mí porque quien la formula un sacerdote. En efecto, supongo que a Cristo lo que le importa es que cuides a tu pareja, que la respetes, que la admires, no juzgará si es hombre o mujer, si es mayor o joven, sano o enfermo. No, no creo en ningún caso que sea pecado la homosexualidad. Aunque hay quien lo sigue manteniendo. Lo siento por ellos, más preocupados en la condenación de los otros en la propia salvación…
- Continúa la frase: La mujer le dió la espalda a Clarice para...cerrarla la cremallera del vestido ocultando así una espalda vertiginosa sobre la cual cualquier delicia era posible y verla caminar mientras se aleja, con ese paso poderoso y emocionante...
- Pregunta de Javier Sedano, ¿Qué sientes cuando escribes?
Un placer inmenso, una fruición intensa, cosquillas, satisfacción, agradecimiento… también algún quebradero de cabeza, grandes dosis de humildad y, al colocar el punto y final, cierta ebriedad.
- Vamos a entrevistar a Javier Herce sobre El chico del gorro rojo, ¿Podrías proponerle alguna pregunta?
El color rojo, antiguamente, era el contrario, el opuesto al blanco, porque el negro no era considerado siquiera color. ¿A qué se opone el chico del gorro rojo?
- ¿Nos podrías adelantar algo sobre tus próximos proyectos?
Acaba de salir una compilación de poetas y cantautores en la editorial ‘Calambur’, ‘Trovadores de silencios’, que he coordinado y en la que participo. En ella están grandes músicos (Aute, Amancio Prada, El Zurdo, Bergia, Chaouen…) y estupendos poetas (Mestre, Caballero Bonald, Siles, Villena…) También acabo de publicar ‘Los estudiantes cuentan’, un libro de testimonios de universitarios con discapacidad. El próximo 9 de junio presento mi nuevo libro de poemas, ‘Penumbra’ (Devenir) junto a Javier Lostalé. En breve comenzaré otra novela y mi segundo libro de entrevistas.
- ¿Has echado en falta alguna cuestión? ¿Qué habrías respondido?
No, me han encantado tus preguntas (también la de Javier Herce). Mil gracias.
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