Entrevista a Francisco Castillo Martos, finalista del XII Premio Odisea de Literatura con su novela La historia más triste del mundo:
Enhorabuena por el reconocimiento como Finalista del XII Premio Odisea, ¿cómo te sentiste cuando te hicieron participe de la noticia?
La verdad es que fue una sorpresa y una gran satisfacción. La sensación fue parecida a la de cuando era un niño y en el colegio te daban el resultado de un examen. Fue la alegría de un notable, aunque la próxima vez espero tener el sobresaliente.
- ¿Qué o quién te animó a presentarte al concurso?
El libro lo tenía escrito y olvidado en un cajón desde hacía trece años. En principio era algo que había escrito para mí mismo y nunca contemplé la necesidad de publicarlo hasta que vi el anuncio de la convocatoria del Premio Odisea. Así que lo desempolvé y lo envié sin muchas esperanzas. Pero funcionó y quedó como finalista.
- ¿Cuál es tu próximo proyecto?
La verdad es que “La historia más triste del mundo” ha sido mi primer libro y no se sabe si será el último. Me consta que no es fácil introducirse en el mundillo editorial. Pero ahora que ya he metido la patita, voy a intentar seguir en él. Tengo escritos ya varios capítulos de una nueva novela ambientada en el siglo XVIII y en una isla caribeña. Nada que ver con mi primera publicación.
Entrando de lleno en la novela, ¿Qué nos vamos a encontrar en La historia más triste del mundo?
Nos encontramos con la desesperanza de un chaval que ha perdido al que considera el hombre de su vida y su deambular en busca de un nuevo amor. Y en el camino se encuentra con los personajes más diversos de los bajos fondos madrileños. Se codea con chaperos, transexuales, policías y con una mujer entrañable que, sabedora de su dolor, intenta sacarlo a flote.
- ¿Por qué las historias más tristes del mundo son las historias de desamor?
Las cornadas del desamor son muy duras porque siempre te preguntas si el culpable eres tú y si hiciste lo suficiente para evitar que se escapara de tu lado. El desamor se revuelve contra ti, contra tu autoestima.
- Pregunta del Locutor: Buenas noches Francisco, convéncenos de que la tuya es la historia más triste del mundo.
Como decía Calimero, aquel pollito negro de dibujos animados: “¿Y a mí por qué nadie me quiere?”
- ¿Qué papel prefieres en el día a día confidente o confesor? ¿Por qué?
Casi siempre me escogen como confidente. Además prefiero escuchar más que hablar. Escuchando a los demás sacaré nuevas historias e inspiración para mis próximas novelas.
- Para narrar las historias que cuentan en las locuciones de radio ¿cómo te has documentado?
Bajo algunas de esas historias se esconden acontecimientos personales, de amigos a los que he cambiado el nombre para preservar su identidad, de familiares y conversaciones cogidas al azar en algún bar.
- ¿Has tenido algún altercado con la policía que justifique que los presentes como unos engreídos y represores?
Nunca he tenido incidentes con la policía y ni siquiera he tenido el placer de ser cacheado en un aeropuerto. La próxima vez me cargaré de metales los bolsillos para ver si así consigo que algún poli me toque un poco. De todas formas, no todos los polis que salen en la novela son malos, es más, alguno de ellos incluso encuentra el amor en manos de un transexual. Supongo que hay polis buenos y polis malos, como en todos los sitios y profesiones.
- ¿Qué lugar nos recomendarías visitar en Madrid?
Empezaremos el recorrido en la Plaza de Callao para contemplar el luminoso de Sweeppes y compartir un tetrabrick de vino con algún indigente como hizo Pau, el protagonista de la novela; seguimos por la calle Montera lugar de reunión de las prostitutas (y cuidado si te tropiezas con “la Rossi” que suele robar las carteras), continuamos por el viaducto de la calle Segovia (eso sí resistiendo la tentación de lanzarse al vacío como le pasó a Pau) y acabamos por la noche en cualquier tugurio de Chueca y con una visita morbosa al cuarto oscuro. A ver que pasa.
- En la novela, La Rosi colecciona los carnés de identidad, en tu caso, ¿qué te gusta coleccionar?
Como a “la Rossi” me gustaría coleccionar amantes, sus carnets de identidad y sus tarjetas de crédito.
- ¿Piensas que los chaperos tienen corazón?
Sin lugar a dudas: los chaperos tienen corazón. Y mucho más blandito que el resto de los mortales. Una vez trabé amistad con un chapero que se dedicaba a este oficio porque no tenía otra cosa. Se acostumbró y lo consideraba un trabajo como cualquier otro. Cuando le hice un ligero reproche sobre su condición y le sugerí intentar otras vías, desapareció de mi vida. Creo que se sintió rechazado, pero yo sólo quería ayudar. Me dio pena perderlo como amigo.
- ¿Quedan en Madrid personas como Manuela que se preocupe por sus niñas y sus chaperos?
Espero y confío en que haya gente que abra sus brazos a aquellas personas que andan perdidas por la vida. Me gustaría que hubiera muchas Manuelas reales que rebosan amor y humanidad por todos sus poros.
- ¿Has tenido algún amor de transición?
Sí, claro que he tenido amores de transición. De esos que te duran un par de meses y luego se acaban. Son amores que te hacen más suave el dolor de una pérdida anterior, pero que no tienen futuro. Nacen sentenciados al fracaso, pero son de mucha ayuda para el doliente. He tenido algunos amores de transición, y sé que yo también he sido amor de transición para otros muchos. Así es la vida
- ¿Qué le recomendarías a aquellas personas que están viviendo la situación de Pau?
Soy el menos apropiado para dar consejos sobre amor a los demás. Sólo diré que el tiempo suaviza todos los dolores.
- Vamos a entrevistar a José Guerra, autor de Barsexlona, ¿nos podrías sugerir alguna pregunta?
A José le preguntaría si cuando va a un centro comercial o a una librería y ve su novela en un lugar no muy destacado, si lo coge y lo intenta poner en otro lugar más estratégico y más visible. Confieso que yo sí lo he hecho.
Pregunta de José Guerra: Hola, Francisco. Esto es algo muy real que ocurrió ayer, durante la tarde de Sant Jordi, aquí en Barcelona. Visité la Librería Antinous unos minutos. Justo durante ese tiempo, mientras conversaba con María, miré que un hombre tenía nuestros libros en las manos. Se leía las sinopsis de ambas novelas. Me acerqué a él y le dije dos cosas, primero que “Barsexlona” contenía mucho más de lo que aparece en la contraportada, y segundo que “La historia más triste del mundo” es una excelente novela que todos me han recomendado leer. No me presenté como el autor premiado y recomendé tu novela... ¿habrías hecho tú lo mismo por mí?
Respuesta
- Continua la frase: Asi que lánzate a las calles de Chueca a... lánzate a buscar el amor, en algún lugar estará. No te rindas.
- ¿Has echado en falta alguna cuestión? ¿Qué habrías respondido?
Una entrevista muy completita. Me ha encantado. Se nota que has leído la novela. Ah! Y gracias por no preguntar por qué Lydia Lozano y Mila Ximenez han prologado la novela. De todas formas, te respondo: Porque me caen bien.
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