Entrevista a Miguel Manrique sobre Soy gay por la gracia de Dios:
- ¿Eres gay por la gracia de Dios?
No, porque no soy homosexual. Me gustan las mujeres más que a un tonto una tiza.
- ¿Qué encontrará el lector en tu novela?
Encontrará a un personaje íntegro, delicado pero fuerte, honesto consigo mismo y con los demás. Sobre todo cumplidor con Dios, pues es un creyente a machamartillo.
- ¿Cómo te surgió tratar la religión en la novela?
El hombre es, ante todo, un homo religiosus; un animal creyente. La religión es una de mis temáticas literarias como la historia, la política, la pintura, el sexo o el fútbol. En este caso, la intención es la de hacer literatura. Es una excusa más, como en mis otros mis libros. Siempre estoy buscando personajes y situaciones para hacer literatura.
- ¿Con cuál de los personajes guardas algún rasgo en común?
Fue mi madre quien lo detectó, incluso antes que yo. Uno al que Carlos apoda Heródoto, una especie de periodista-historiador-bohemio.
- ¿Qué tiene el cielo de Chueca que lo hace diferente al resto de Madrid?
No nací en Madrid, pero hace más de 20 años que vivo en él. Es mi pueblo; aunque no olvido en el que me crié, el colombiano de Fontibón. Y el cielo de Chueca es como muchos de la ciudad, lo que ocurre es que éste tiene un plus de la libertad que necesita el protagonista y como tal se lo hago llegar al lector.
- ¿Es difícil encontrar un cura en Chueca?
En realidad, no lo sé. Tampoco es que lo haya frecuentado mucho. He estado tomando una que otra copa con amigos homosexuales, heterosexuales y con mi mujer. También de forma especial, documentándome para la novela.
- ¿Qué papel representa la fe en la vida del padre Carlos?
Todo, absolutamente todo. Se confiesa un obrero de Cristo. Alguien que obedece su mandato. Cristo le ha ordenado que se sacrifique por seres marginales que desean dejar ese mundo atroz, tales como drogadictos, prostitutas y delincuentes.
- ¿Cómo se te ocurrió la idea de la granja como método de rehabilitación?
Siempre he sido un admirador del kibutz, las granjas socialistas que construyeron el Estado de Israel. De hecho, ya funcionan iniciativas por el estilo para la recuperación de personas con graves problemas. Quise hacer una especie de kibutz, pero dirigido por un cura.
- ¿Qué prevalecen los motivos carnales o espirituales?
Ambos aspectos son inseparables de la condición humana. Somos una armonía de materia y espíritu; intentar separarlos y, sobre todo, enemistarlos, es una quimera que sólo conduce a destruir al ser humano como tal.
- ¿Piensas qué Violeta madura?
En Violeta se produce el descubrimiento de una persona por sí misma. Hasta el momento estaba muerta en vida. Conocer a Carlos, irse a vivir a su granja, fue su verdadero nacimiento. El saber qué era como mujer y como persona.
- ¿Por qué desaparece Ricardo de la vida del padre Carlos?
Porque en toda pareja surge el cansancio, normal, natural. Ricardo tiene otras inquietudes, incompatibles con la labor abnegada de su novio, el cura Carlos. También para que el protagonista tenga otra relación afectiva y, literariamente, resulte más vistosa.
- ¿Sigue habiendo muchos gays en la sociedad eclesiástica?
Supongo que sí, como en toda colectividad. La homosexualidad es una condición natural en el ser humano; se nace y se muere homosexual. Y la Iglesia Católica debería tomar nota de ello; pero no me corresponde a mí el hacerlo sino a su jefe, don Joseph Ratzinger.
- ¿Se puede ser gay y católico a la vez?
Sin ningún género de dudas y en mi novela lo demuestro. Mi personaje no abjura, ni por un momento, de ninguna de sus 2 condiciones: homosexual, porque así se lo dictan sus neuronas y creyente porque así se lo ordena su espíritu, algo situado en un más allá que sólo comprenderemos el día de la muerte.
- Completa la frase: Carlos creyó entender muchas cosas, y... (Pues tal y como está en la novela:) “…dentro de su alma se encendió una luz festiva y gloriosa, nueva, como nunca se le presentó en su vida sacerdotal.”
- ¿Has echado en falta alguna cuestión? ¿Qué habrías contestado?
Pues…que si la veo como una película, que si se debería llevar al cine…y la respuesta es sí.
- ¿Eres gay por la gracia de Dios?
No, porque no soy homosexual. Me gustan las mujeres más que a un tonto una tiza.
- ¿Qué encontrará el lector en tu novela?
Encontrará a un personaje íntegro, delicado pero fuerte, honesto consigo mismo y con los demás. Sobre todo cumplidor con Dios, pues es un creyente a machamartillo.
- ¿Cómo te surgió tratar la religión en la novela?
El hombre es, ante todo, un homo religiosus; un animal creyente. La religión es una de mis temáticas literarias como la historia, la política, la pintura, el sexo o el fútbol. En este caso, la intención es la de hacer literatura. Es una excusa más, como en mis otros mis libros. Siempre estoy buscando personajes y situaciones para hacer literatura.
- ¿Con cuál de los personajes guardas algún rasgo en común?
Fue mi madre quien lo detectó, incluso antes que yo. Uno al que Carlos apoda Heródoto, una especie de periodista-historiador-bohemio.
- ¿Qué tiene el cielo de Chueca que lo hace diferente al resto de Madrid?
No nací en Madrid, pero hace más de 20 años que vivo en él. Es mi pueblo; aunque no olvido en el que me crié, el colombiano de Fontibón. Y el cielo de Chueca es como muchos de la ciudad, lo que ocurre es que éste tiene un plus de la libertad que necesita el protagonista y como tal se lo hago llegar al lector.
- ¿Es difícil encontrar un cura en Chueca?
En realidad, no lo sé. Tampoco es que lo haya frecuentado mucho. He estado tomando una que otra copa con amigos homosexuales, heterosexuales y con mi mujer. También de forma especial, documentándome para la novela.
- ¿Qué papel representa la fe en la vida del padre Carlos?
Todo, absolutamente todo. Se confiesa un obrero de Cristo. Alguien que obedece su mandato. Cristo le ha ordenado que se sacrifique por seres marginales que desean dejar ese mundo atroz, tales como drogadictos, prostitutas y delincuentes.
- ¿Cómo se te ocurrió la idea de la granja como método de rehabilitación?
Siempre he sido un admirador del kibutz, las granjas socialistas que construyeron el Estado de Israel. De hecho, ya funcionan iniciativas por el estilo para la recuperación de personas con graves problemas. Quise hacer una especie de kibutz, pero dirigido por un cura.
- ¿Qué prevalecen los motivos carnales o espirituales?
Ambos aspectos son inseparables de la condición humana. Somos una armonía de materia y espíritu; intentar separarlos y, sobre todo, enemistarlos, es una quimera que sólo conduce a destruir al ser humano como tal.
- ¿Piensas qué Violeta madura?
En Violeta se produce el descubrimiento de una persona por sí misma. Hasta el momento estaba muerta en vida. Conocer a Carlos, irse a vivir a su granja, fue su verdadero nacimiento. El saber qué era como mujer y como persona.
- ¿Por qué desaparece Ricardo de la vida del padre Carlos?
Porque en toda pareja surge el cansancio, normal, natural. Ricardo tiene otras inquietudes, incompatibles con la labor abnegada de su novio, el cura Carlos. También para que el protagonista tenga otra relación afectiva y, literariamente, resulte más vistosa.
- ¿Sigue habiendo muchos gays en la sociedad eclesiástica?
Supongo que sí, como en toda colectividad. La homosexualidad es una condición natural en el ser humano; se nace y se muere homosexual. Y la Iglesia Católica debería tomar nota de ello; pero no me corresponde a mí el hacerlo sino a su jefe, don Joseph Ratzinger.
- ¿Se puede ser gay y católico a la vez?
Sin ningún género de dudas y en mi novela lo demuestro. Mi personaje no abjura, ni por un momento, de ninguna de sus 2 condiciones: homosexual, porque así se lo dictan sus neuronas y creyente porque así se lo ordena su espíritu, algo situado en un más allá que sólo comprenderemos el día de la muerte.
- Completa la frase: Carlos creyó entender muchas cosas, y... (Pues tal y como está en la novela:) “…dentro de su alma se encendió una luz festiva y gloriosa, nueva, como nunca se le presentó en su vida sacerdotal.”
- ¿Has echado en falta alguna cuestión? ¿Qué habrías contestado?
Pues…que si la veo como una película, que si se debería llevar al cine…y la respuesta es sí.
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