Entrevista sobre Dónde estás, corazón:
- ¿Ha formulado ud. la pregunta: "Dónde estás corazón" en alguna ocasión?
La vida es un inventario de pérdidas. Supongo que muchas veces me he tenido que formular esa pregunta. Puede que alguna vez se me haya escapado en un lamento. Estoy seguro que mil veces la he cantado debajo de la ducha.
- ¿Qué sentimientos quiere mostrarle al lector con la lectura de su novela?
Generalmente, en una obra el lector encuentra lo que desea encontrar y no lo que el autor pretende. Así que cuando escribo una novela lo primero que procuro es contar una historia interesante, jamás dar lecciones. A pesar de esto hay cosas que me gustaría que los lectores encontraran en esta: que la vida, como el amor, está llena de trampas y que La Habana es una ciudad seductora.
- ¿Con qué personaje guarda más rasgos en común?
No creo parecerme demasiado a algún personaje de esta novela. Son personajes límites y yo me creo un tipo más o menos equilibrado. De todas maneras hay personajes que logran seducirte al tiempo que los creas. En esta novela le tomé mucho afecto a Lola, a tal punto que junto al oficial Morales, alias Cachita, es el protagonista de la nueva novela que termino en estos momentos.
- ¿Es positivo creerse el mejor?
Creo que esta pregunta se refiere al oficial Morales y su condición de sabueso. Simplemente es bueno conocer qué es lo que uno sabe hacer bien.
- ¿Por qué el oficial Morales no acepta lo que siente hacia Tati?
No creo que el oficial Morales no acepte sus sentimientos por Tati. Simplemente él no se comprende a sí mismo. No es capaz de comprender la homosexualidad aún practicándola, pues mucho pesan en él los prejuicios sociales.
- ¿La situación de los homosexuales en Cuba es como la retrata en su libro o ha cambiado en esta década?
Cuba es un país machista. La homosexualidad ha debido transitar en los últimos cincuenta años por diferentes estadíos. Antes de la revolución era reprendida socialmente, y entre los cambios que se propuso la revolución de 1959 nunca estuvo revertir esta situación. Con el Congreso de Educación y Cultura, iniciando la década del setenta, se legisló la “parametración”, que limitaba la acción social de los homosexuales en la mayoría de las esferas sociales y públicas. Por mucho tiempo la condición de homosexual fue incompatible con la condición de revolucionario, al menos en la práctica. La década del noventa fue el inicio de la tolerancia; discretamente los homosexuales tomaron participación en la vida social, también adquirieron visibilidad. El Partido Comunista de Cuba les abrió sus puertas con cautela a la vez que lo hacía a algunos religiosos.
El nuevo siglo ha estado marcado por ciertos cambios que responden, sobre todo, a la gestión de Mariela Castro Espín al frente del Grupo Nacional de Educación Sexual. No basta con la tolerancia; la lucha contra los prejuicios ancestrales es mucho más cruel que lo que algunos suponen. La doble moral hace que muchos escondan el repudio detrás de una falsa tolerancia.
- ¿Piensa que con el dinero se consigue todo?
No, no todo. Por desgracia muchas cosas se consiguen con el poder. Por suerte algunas cosas se consiguen con la inteligencia.
- ¿Qué es lo que más le gusta de La Habana?
La Rampa. Ese kilómetro de la calle 23 que va desde la esquina del Coppelia hasta el Malecón. Nunca falta la brisa, siempre hay mucha gente. Miles de personajes que se cruzan con uno y exigen una página.
- ¿Qué recuerdos le trae el Parque de la Fraternidad?
Una vez tuve que pasar la noche sentado en un banco del Parque de la Fraternidad. Me habían sacado la cartera en una guagua (autobús urbano) y se me hacía imposible regresar esa noche a Santa Clara. No iba a molestar a deshora en casa de un amigo para pedir dinero. Con lo que me quedaba en el bolsillo compré medio litro de ron y me senté a mirar. Mis recuerdos del Parque de la Fraternidad son los que puedes leer en Dónde estás corazón. Esa noche se me ocurrió esta novela.
- ¿Mataría por amor?
Si algún día me decidiera a matar no sería por otra razón.
- Continúe la frase: El aire fresco te pega en el rostro y... Eres tú, buen Morales. Eres tú que regresas. El tiempo perdido no cuenta. No cuenta la oscuridad y la prisión. No cuenta la locura. El aire fresco te pega en el rostro y te saca una lágrima. Una sola lágrima que basta por diez años de encierro y de locura. Caminas. Son los primeros pasos del niño Morales. El aire fresco te pega en el rostro y despiertas de nuevo a la vida. Ahí está tu Habana.
- ¿Ha echado en falta alguna cuestión? ¿Qué habría respondido?
Creo que con esto basta.
- ¿Ha formulado ud. la pregunta: "Dónde estás corazón" en alguna ocasión?
La vida es un inventario de pérdidas. Supongo que muchas veces me he tenido que formular esa pregunta. Puede que alguna vez se me haya escapado en un lamento. Estoy seguro que mil veces la he cantado debajo de la ducha.
- ¿Qué sentimientos quiere mostrarle al lector con la lectura de su novela?
Generalmente, en una obra el lector encuentra lo que desea encontrar y no lo que el autor pretende. Así que cuando escribo una novela lo primero que procuro es contar una historia interesante, jamás dar lecciones. A pesar de esto hay cosas que me gustaría que los lectores encontraran en esta: que la vida, como el amor, está llena de trampas y que La Habana es una ciudad seductora.
- ¿Con qué personaje guarda más rasgos en común?
No creo parecerme demasiado a algún personaje de esta novela. Son personajes límites y yo me creo un tipo más o menos equilibrado. De todas maneras hay personajes que logran seducirte al tiempo que los creas. En esta novela le tomé mucho afecto a Lola, a tal punto que junto al oficial Morales, alias Cachita, es el protagonista de la nueva novela que termino en estos momentos.
- ¿Es positivo creerse el mejor?
Creo que esta pregunta se refiere al oficial Morales y su condición de sabueso. Simplemente es bueno conocer qué es lo que uno sabe hacer bien.
- ¿Por qué el oficial Morales no acepta lo que siente hacia Tati?
No creo que el oficial Morales no acepte sus sentimientos por Tati. Simplemente él no se comprende a sí mismo. No es capaz de comprender la homosexualidad aún practicándola, pues mucho pesan en él los prejuicios sociales.
- ¿La situación de los homosexuales en Cuba es como la retrata en su libro o ha cambiado en esta década?
Cuba es un país machista. La homosexualidad ha debido transitar en los últimos cincuenta años por diferentes estadíos. Antes de la revolución era reprendida socialmente, y entre los cambios que se propuso la revolución de 1959 nunca estuvo revertir esta situación. Con el Congreso de Educación y Cultura, iniciando la década del setenta, se legisló la “parametración”, que limitaba la acción social de los homosexuales en la mayoría de las esferas sociales y públicas. Por mucho tiempo la condición de homosexual fue incompatible con la condición de revolucionario, al menos en la práctica. La década del noventa fue el inicio de la tolerancia; discretamente los homosexuales tomaron participación en la vida social, también adquirieron visibilidad. El Partido Comunista de Cuba les abrió sus puertas con cautela a la vez que lo hacía a algunos religiosos.
El nuevo siglo ha estado marcado por ciertos cambios que responden, sobre todo, a la gestión de Mariela Castro Espín al frente del Grupo Nacional de Educación Sexual. No basta con la tolerancia; la lucha contra los prejuicios ancestrales es mucho más cruel que lo que algunos suponen. La doble moral hace que muchos escondan el repudio detrás de una falsa tolerancia.
- ¿Piensa que con el dinero se consigue todo?
No, no todo. Por desgracia muchas cosas se consiguen con el poder. Por suerte algunas cosas se consiguen con la inteligencia.
- ¿Qué es lo que más le gusta de La Habana?
La Rampa. Ese kilómetro de la calle 23 que va desde la esquina del Coppelia hasta el Malecón. Nunca falta la brisa, siempre hay mucha gente. Miles de personajes que se cruzan con uno y exigen una página.
- ¿Qué recuerdos le trae el Parque de la Fraternidad?
Una vez tuve que pasar la noche sentado en un banco del Parque de la Fraternidad. Me habían sacado la cartera en una guagua (autobús urbano) y se me hacía imposible regresar esa noche a Santa Clara. No iba a molestar a deshora en casa de un amigo para pedir dinero. Con lo que me quedaba en el bolsillo compré medio litro de ron y me senté a mirar. Mis recuerdos del Parque de la Fraternidad son los que puedes leer en Dónde estás corazón. Esa noche se me ocurrió esta novela.
- ¿Mataría por amor?
Si algún día me decidiera a matar no sería por otra razón.
- Continúe la frase: El aire fresco te pega en el rostro y... Eres tú, buen Morales. Eres tú que regresas. El tiempo perdido no cuenta. No cuenta la oscuridad y la prisión. No cuenta la locura. El aire fresco te pega en el rostro y te saca una lágrima. Una sola lágrima que basta por diez años de encierro y de locura. Caminas. Son los primeros pasos del niño Morales. El aire fresco te pega en el rostro y despiertas de nuevo a la vida. Ahí está tu Habana.
- ¿Ha echado en falta alguna cuestión? ¿Qué habría respondido?
Creo que con esto basta.
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