MÁRMOL NEGRO
José siempre ha deseado hacer el amor conmigo en un cementerio, y aunque a mí no me hace mucha gracia, he accedido a hacerlo porque creo, que será un buen regalo por nuestro aniversario. Además, nunca viene mal probar nuevas experiencias.
José:- ¿A dónde me llevas?, ¿acaso es necesario que me ates un pañuelo en la cara para que no vea nada?
Carlos:- Calla y no te quejes, ya verás como luego me lo agradeces. ¿O acaso no eres tú el que adora el misterio?
José: (Gimoteando de placer) mmm… el misterio me pone cachondo…
El cementerio al que pretendía llevarle, no era el de la capital precisamente, sino uno que se encuentra a 150 kilómetros, en un pueblecito con una iglesia románica muy bien conservada, y a pocos pasos de esta, se encuentra un antiguo cementerio, en el cual hay enterrados muchos ex combatientes de la Guerra Civil entre otros menos célebres cadáveres.
Por un lado tenía miedo a que se quitase la venda de la cara, ya que José siempre ha sido más impaciente que yo, y eso de aguantar 150 kilómetros…no tuve más remedio que poner un CD con música siniestra de esa que oye… ¡lo que hace uno por amor!
Estábamos ya llegando y mientras aparcaba el coche, comenzaba a sonar la canción Buried alive by love de HIM. No puedo comprender como a José le puede gustar este tipo de música. Por fin pude aparcar bajo un árbol, muy cerquita de las lápidas, comenzaba a anochecer, mis oídos al fin descansaron de aquella cacofonía que él llamaba música. Le saqué del coche mientras le cogía de la mano. José estaba impaciente y hacía ademanes de querer quitarse el pañuelo que cubría sus verdes ojos.
Ya hemos llegado espeté, acto seguido me tumbe en una lápida de mármol negro con letras plateadas. Ya puedes quitarte la venda. Le dije mientras José se arrancaba de un modo violento y torpe aquel pañuelo.
José: -(Riendo) ¡no puedo creer que con lo asustica que tu eres me traigas a un cementerio para celebrar nuestro aniversario!
Carlos: - Sabes perfectamente que te amo y que por ti haría cualquier cosa. Quiero que me empales con tu lanza como lo hacía Drácula a sus víctimas.
José: ja j aja, tu bizarrismo me vuelve loco. Hoy seré tu vampiro.
Carlos: -Deja ya de hablar y entiérrame a besos.
No termine de continuar la frase por que José, ya me había mordido el cuello mientras me desabrochaba los botones del pantalón con una celeridad que nunca antes había visto en el.
La noche contemplaba nuestros cuerpos desnudos mientras José me penetraba con una brutalidad nunca antes descubierta… si lo llego a saber, me lo habría traído antes al cementerio.
Una cucaracha se posó en la espalda de José mientras recorría todo su cuerpo. El en lugar de asustarse siguió como si nada, yo del susto se me contrajo un poco el ano, mientras que su miembro se había endurecido aún más… Grité de dolor, pero era un dolor placentero.
Aquella noche descubrimos muchas cosas el uno del otro en el terreno sexual. Me sentía feliz, no sólo por aquel polvo de ultratumba si no porque José sonreía como un niño, mi relación con él estaba mejor que nunca y eso me proporcionaba mucha tranquilidad.
Dedicado a todos los siniestros y pseudo-siniestros que pululan por este mundo.
José:- ¿A dónde me llevas?, ¿acaso es necesario que me ates un pañuelo en la cara para que no vea nada?
Carlos:- Calla y no te quejes, ya verás como luego me lo agradeces. ¿O acaso no eres tú el que adora el misterio?
José: (Gimoteando de placer) mmm… el misterio me pone cachondo…
El cementerio al que pretendía llevarle, no era el de la capital precisamente, sino uno que se encuentra a 150 kilómetros, en un pueblecito con una iglesia románica muy bien conservada, y a pocos pasos de esta, se encuentra un antiguo cementerio, en el cual hay enterrados muchos ex combatientes de la Guerra Civil entre otros menos célebres cadáveres.
Por un lado tenía miedo a que se quitase la venda de la cara, ya que José siempre ha sido más impaciente que yo, y eso de aguantar 150 kilómetros…no tuve más remedio que poner un CD con música siniestra de esa que oye… ¡lo que hace uno por amor!
Estábamos ya llegando y mientras aparcaba el coche, comenzaba a sonar la canción Buried alive by love de HIM. No puedo comprender como a José le puede gustar este tipo de música. Por fin pude aparcar bajo un árbol, muy cerquita de las lápidas, comenzaba a anochecer, mis oídos al fin descansaron de aquella cacofonía que él llamaba música. Le saqué del coche mientras le cogía de la mano. José estaba impaciente y hacía ademanes de querer quitarse el pañuelo que cubría sus verdes ojos.
Ya hemos llegado espeté, acto seguido me tumbe en una lápida de mármol negro con letras plateadas. Ya puedes quitarte la venda. Le dije mientras José se arrancaba de un modo violento y torpe aquel pañuelo.
José: -(Riendo) ¡no puedo creer que con lo asustica que tu eres me traigas a un cementerio para celebrar nuestro aniversario!
Carlos: - Sabes perfectamente que te amo y que por ti haría cualquier cosa. Quiero que me empales con tu lanza como lo hacía Drácula a sus víctimas.
José: ja j aja, tu bizarrismo me vuelve loco. Hoy seré tu vampiro.
Carlos: -Deja ya de hablar y entiérrame a besos.
No termine de continuar la frase por que José, ya me había mordido el cuello mientras me desabrochaba los botones del pantalón con una celeridad que nunca antes había visto en el.
La noche contemplaba nuestros cuerpos desnudos mientras José me penetraba con una brutalidad nunca antes descubierta… si lo llego a saber, me lo habría traído antes al cementerio.
Una cucaracha se posó en la espalda de José mientras recorría todo su cuerpo. El en lugar de asustarse siguió como si nada, yo del susto se me contrajo un poco el ano, mientras que su miembro se había endurecido aún más… Grité de dolor, pero era un dolor placentero.
Aquella noche descubrimos muchas cosas el uno del otro en el terreno sexual. Me sentía feliz, no sólo por aquel polvo de ultratumba si no porque José sonreía como un niño, mi relación con él estaba mejor que nunca y eso me proporcionaba mucha tranquilidad.
Dedicado a todos los siniestros y pseudo-siniestros que pululan por este mundo.
Félix Perea
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