sábado, 4 de abril de 2009

Entrevista a Jhon Salazar

Entrevista sobre su novela: El Último Mono de la Baraja

Primero agradecerte por esta entrevista y porque te hayas leído mi novela con tanto interés como para hacerme estas preguntas tan interesantes.

¿Qué mensaje quieres transmitir al lector con la lectura de tu novela?

No es exactamente que quiera trasmitir un mensaje, yo solo hago una reflexión acerca de cómo algunas personas llegan a darle un gran valor al diario vivir, a pesar de los problemas y contratiempos. A veces nos encontramos rodeados de tantas comodidades que renegamos de pequeñas insignificancias que se nos atraviesan en el camino, y cerramos los ojos antes las bondades de la vida.

¿Hasta qué punto la novela roza lo autobiográfico?

Si te digo que la novela no es autobiográfica te estaría mintiendo, pero si te digo lo contrario, también. La base de datos de un escritor está compuesta sólo por sus vivencias: reales, soñadas o contadas. En este caso especial de El Último Mono de la Baraja, no sabría decirte dónde empiezan unas y dónde terminan las otras. Lo que si te puedo asegurar es que nunca he estado en una cárcel.

¿Qué imagen tienes de la Madre Patria (España)?

Como cuento en la novela, a los colombianos nos enseñaban desde pequeños a querer a la Madre Patria, afortunadamente a mi no me ha desilusionado, pero no lo puedo decir por todos mis compatriotas. A mí me gusta mucho España, y lo mejor es que creo que también le gusto a ella.

Con respecto a la homosexualidad ¿Piensas qué España es un país tolerante?

Completamente. Yo creo que España, y especialmente Madrid, es el paraíso de los maricones.

¿Existen personas como Adolfo?

Si, desafortunadamente. Con lo fácil que es salir, entrar a un bar, tomarse un café y ser feliz.

¿El bocata de jamón sólo o con tomate como los catalanes?

El jamón como me lo pongan, con tomate, sin tomate, con pan o sin pan.

¿Por qué Óscar no se enrolla con el asturiano?

No sé. Tal vez por la misma proximidad, o porque cada uno se lo montaba por su lado cuando quería, nunca necesitó uno del otro para encontrar lo que cada uno hallaba por su lado.

¿Hay cacorros (Homosexual que asume el papel de activo) en España?

Por supuesto, pero son más los que andan en su caza.

¿Te has comido alguna vez un bocata de calamares con un café con leche?

Si, lo confieso, pero lo prefiero con una caña o una coca cola.

¿En qué se diferencia una arepa de una panela?

Son cosas totalmente diferentes, pero me dijeron que no era necesario especificarlo en la novela. Como hay tantos colombianos en España.

La panela es un endulzante natural a base de caña de azúcar, con lo que se alimenta generalmente a los niños en mi país: un trozo de panela diluida en agua y, si la economía lo permite, con un poco de leche. Y la arepa es una torta de maíz, casi siempre asada al carbón. En Colombia es muy corriente desayunar aguadepanela con arepa.

¿Piensas que el suicidio es una buena forma de acabar con la vida?

Cuando una persona ya no quiere seguir descubriendo esta vida, ¿para qué obligarla a vivir?

¿Te han dicho en alguna ocasión tate quieto, o eso sólo sirve para los heterosexuales?

Me lo han dicho algunas veces, y con los años cada vez mas. Pero no me puedo quejar, siempre cae algo y yo no soy muy exigente.

¿Qué te llevó a tratar el tema de la violación masculina en tu relato? ¿Se da con tanta frecuencia?

No sabría decirte a ciencia cierta con qué frecuencia se suceden estos hechos, sobre todo porque son cosas que no se cuentan. Pero todos sabemos que la realidad siempre supera la ficción.

Sé que a muchos no le gusta oír hablar de abusos y violaciones, sobre todo si en ellas están involucrados hombres rudos, llenos de tatuajes y guardianes con sus uniformes y garrotes, pero la historia misma me fue llevando hasta allí y yo no opuse resistencia.

¿Crees en la suerte del destino?

¡El destino! ¡Como juega con nosotros! En el año dos mil yo estaba en Colombia, tenía un buen trabajo como profesor de castellano, buenos amigos, me iba a casar con una chica muy guapa y hasta pensaba tener dos hijos, y mírame ahora.

¿Todo en la vida tiene un precio?

Todo y todos. Y el que afirme lo contrario, miente o aún no le han hecho una buena oferta.

Completa la frase: La Vida es una ramera que…nos castiga, nos abofetea y nos folla, pero también nos besa y nos ama. Alguien diría que igual a una buena travesti.

¿Has echado en falta alguna pregunta? ¿Qué habrías contestado?

Hemos hablado poco de sexo y El Último Mono de la Baraja tiene una buena dosis. Dos preguntas al respecto podrían ser:

Hablando de sexualidad, ¿nos conocemos realmente?

Decimos conocernos, pero solo porque nos da miedo indagar en nuestro interior. Cuánto nos sorprenderíamos a nosotros mismos si nos dejáramos llevar por el instinto natural. Cuánto sorprenderíamos a la sociedad si no nos diera pudor confesar nuestras verdaderas fantasías reprimidas. A muchos nos llevarían a la hoguera.

¿Que escena erótica disfrutaste mas escribiendo en El Último Mono de la Baraja?

Me gusto mucho la escena donde a Oscar lo monta tanto doña Isabel como don Fernando. Sólo espero que el lector disfrute tanto leyéndola como yo escribiéndola.

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