miércoles, 17 de junio de 2009

Entrevista a Tomás Ortiz III

Entrevista sobre Seguiré aquí cuando despiertes:

- ¿Se te ha sincerado alguien alguna vez declarándote: "No me voy a ir"?
Sí, y os aviso que es una mala señal. Cuando uno dice "No me voy a ir" es que está pensando en irse.

- ¿Prefieres que te enseñen o descubrir?
Prefiero descubrir a la persona que me enseñará.

- ¿Qué quieres transimitirle al lector con la novela?
Algo muy básico pero que todos los seres humanos nos negamos a entender hasta que llega el momento: no valoramos lo que tenemos lo suficiente hasta que lo hemos perdido. Y una idea secundaria: vivir en el pasado es perderse el futuro.

- ¿Qué le recomendarías a las personas que quieren y no quieren hacer algo?
Dos cosas: que se sienten en soledad a pensar al menos una hora en sí mismos, en la sociedad actual huimos de esos momentos de soledad en los que recapacitar, y son importantísimos; la segunda cosa es que hablen con algún amigo, pero con algún amigo verdadero, que nos diga la verdad y no lo que queremos oír.

- Para la consecución de tus metas, ¿Prefieres tomar el camino largo o atajos?
El camino largo, siempre es el más edificante. Y uno descubre cosas o personas que por los atajos es difícil encontrar.

- ¿Has cumplido alguno de tus sueños?
Muchos. Pero lo hermoso es que te digan: "Has cumplido uno de mis sueños". Lo verdaderamente agradable es cumplir los sueños de los demás.

- ¿Recomendarías escribir un cuaderno como terapia?
Sí. Yo comencé a escribir como terapia, sin saberlo, sólo porque necesitaba exteriorizar cosas que no me atrevía a hablar con nadie. Y fui consciente de que era una terapia al descubrir que eso me relajaba y suponía un desahogo. Lo curioso es que escribir sobre ciertas cosas me facilitó luego hablarlas; ciertos elementos de la vida de cualquier persona pierden algo de su gravedad cuando se ven escritas, y eso te incita a sacarlo fuera.

- ¿Piensas como José Zamora en cumplir con las expectativas sociales (tener novio, casarte y tener hijos)?
Creo que todos los humanos tenemos un instinto animal del que no podemos huir, y el más primario es la supervivencia y la perpetuación de la especie. Es genética natural, nada de política ni sociología. Por la socialización, algunos lo tienen más acentuado que otros, pero no podemos negarlo. Lo que pasa es que a cualquier lugar se puede llegar siempre por varios caminos...

- ¿Qué significado tiene para tí el tic-tac del reloj?
Cuando era pequeño, en casa de mis abuelos había un reloj de pie que durante las siestas de verano no paraba de tictaquear. Yo era incapaz de conciliar el sueño y pasaba las horas escuchando ese sonido que hacía interminables los minutos. Simboliza el transcurso lentísimo del tiempo, cuando uno espera algo o a alguien, o quizás cuando uno sabe que algo o alguien nunca llegará y, sin embargo, sigue esperando porque no le queda otra cosa que hacer.

- ¿Haces cosas que quieres pero que no debes?
Todos a veces cruzamos esa línea entre el deseo y la rectitud. O entre los sueños y la cordura. Es menos saludable hacer cosas que debes pero que no quieres.

- ¿Has encontrado a la persona o al lugar (o ambos)?
Si encuentras a la persona, el lugar es donde ella está. Y sí, la encontré.

- ¿Te gustaría tener a algún amigo que se pareciera a Loren?
Tengo un amigo que, sin llamarse Loren, es Loren, pensé en él cuando construí el personaje. Está cuando tiene que estar, desaparece cuando tiene que desaparecer... Parece nacido para ayudarte y hacerte más fácil el camino. Si no fuera más inteligente que yo, sería mi pareja perfecta (risas).

- ¿De la novela cuál es tu escena sexual favorita?
José y Víctor en el parque. Es la manifestación pública (nunca mejor dicho) de su amor, una peculiar boda, decadente pero fundamental, porque ambos están solos en el mundo a pesar de ser observados. Es el momento en que José es consciente de que quiere a Víctor sólo para él y anhela igualmente que él tenga idéntico sentimiento.

- ¿Ha habido algún hombre que te haya dejado huella como Víctor?
No huella, sino herida. Y no tan profunda como la de José, pero similar, o al menos ahora lo veo así. Cuando digo que escribir es una terapia...

- ¿Qué musa prefieres Clio o Erato?
Clío, sin duda, es la encargada de cantar las historias de los héroes, y José Zamora, a su modo, es un héroe. Es un héroe por alzarse victorioso en la batalla contra el desamor, y es un héroe porque, como los clásicos, nunca se resigna a su suerte.

- ¿La sociedad española es permisiva?
Es cínica con la permisividad. Es tolerante cuando hay que serlo, pero en el fondo seguimos siendo el mismo perro con distinto collar, que cambia al son de la civilización.

- ¿El suicidio es un acto de cobardía?
"Para hacer esto hay que ser muy valiente, hay que tener coraje... Hay que tener justo lo que tienen los héroes: ninguna razón para actuar, sólo el instinto como motor de la acción". Suscribo las palabras de José Zamora.

- Continúa la frase: Seguiré aquí cuando despiertes, porque... No puedo continuar la frase porque ni yo mismo sé lo que sucede después. Me gusta que los lectores fantaseen y me describan lo que viene luego. Porque entonces me doy cuenta de que los personajes y la novela en sí ya no son míos, que han crecido y madurado en las mentes de quienes han leído su historia. ¿Podrías decirme tú cómo sigue? ...porque tu eres el aire que contamina mis pulmones.

- ¿Has hechado en falta alguna pregunta? ¿Qué hubieras respondido?
David, creo que has hecho las preguntas justas y que es la entrevista más preparada que nunca me han hecho. Enhorabuena, de verdad, da gusto que te pregunte alguien que de verdad sabe de qué va la cosa, comprenderás que hay muchas entrevistas de gente que ni siquiera sabe el argumento de la novela, y es muy desagradable que la primera pregunta sea: ¿de qué va? En fin, un gusto.

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